Sin embargo, se que en lugar donde estás, piensas en mí. Tus palabas no lo dicen, pero tus gestos permanecen.
Si estamos solos es porque así lo queremos. O más bien, porque así lo quisiste. Por tu cobardía, y yo por mi manía de aferrarme al pasado y a algo que ni si quiera tengo la certeza de si volverá a ocurrir.
Que si aún dices: venga... yo digo: vale.
Que no entiendo nada. Que todo eso es un asco. Que intento rehacer mi vida,
y cada fin de semana que estás se desmorona. Intento seguir, te lo juro, pero no puedo.
Que necesito un cambio de aires desde hace meses, pero que no puede ser aún.